En mi infancia y adolescencia, el conocimiento sólo se podía consultar en los libros.
Tengo un recuerdo muy especial de mis libros de primaria. Eran un faro de sabiduría que explicaban el mundo con la perspectiva de un niño.
Los conocimientos los dividían por bloques de asignaturas y hasta que no fui mayor no entendí que todas las materias estaban relacionadas intrínsecamente entre sí.
En este trabajo quiero hacer una revisión de los libros de texto, pero también de la manera en la que la enseñanza se plantea. Una educación ideal sería aquella que es capaz de llegar a la mente del alumno de forma orgánica. En ella las asignaturas son un todo, y se interrelacionan como si de un puzzle se tratase. Las matemáticas están en la naturaleza y la música. El lenguaje no se explica sin una perspectiva social. Y los idiomas son consecuencia de la evolución y la cultura. El conocimiento se entiende como un todo.
Este proyecto es una declaración de intenciones. En ellas se refleja mi visión holística de la enseñanza. De gráficas sencillas y reconocibles, con colores vivos, estas portadas de libros están pensadas para despertar la curiosidad del alumno y hacer la experiencia escolar más estimulante.